El Centro Tecnológico de la Construcción (CTCON) apuesta desde hace años por la tecnología de los geopolímeros en sustitución del cemento portland ordinario (OPC). Por ello, ha desarrollado distintos proyectos propios y en colaboración con otras empresas y otros centros tecnológicos con la finalidad de desarrollar nuevos materiales que produzcan una cantidad mínima de subproductos industriales y CO2 durante su producción.
Los geopolímeros que comercializan algunos países están compuestos por cenizas volantes, el subproducto de la quema de carbón en una central eléctrica, y escoria, el subproducto de la fabricación de acero, E-Crete. Esto reduce el CO2 resultante del hormigón en al menos un 60% en comparación con el hormigón basado en el cemento portland ordinario.
OPC, fuente dominante de emisiones de CO2
El cemento portland ordinario es un conglomerante o cemento hidráulico que, al mezclarlo con áridos, agua y fibras de acero, crea hormigón. Se trata del producto básico más utilizado en el mundo con más de 3.000 millones de toneladas producidas anualmente. Además, es la tercera fuente de emisiones de CO2 de origen humano, representando aproximadamente entre el 7 y el 8% de todas las emisiones. Solo en España representa el 5% del CO2 generado anualmente, dado que uno de sus principales ingredientes, el clínker, necesita cocerse a temperaturas de 1.400 grados.
Por otro lado, cabe resaltar que el OPC es la fuente dominante de emisiones de CO2 del hormigón (más del 70%) y la principal fuente de emisiones en proyectos de carreteras, infraestructuras y construcción.
El cemento geopolímero reduce el CO2 y utiliza residuos reciclados
La principal diferencia de proceso entre el cemento portland ordinario y el cemento geopolímero es que el OPC se basa en un proceso de fabricación que imparte una alta energía potencial al material mediante la calcinación. Esto significa que el material activado reaccionará fácilmente con un material de baja energía como el agua. En cambio, el cemento geopolímero utiliza materiales de muy baja energía, como cenizas volantes, escorias y otros residuos industriales, y una pequeña cantidad de materiales de alta energía química (activadores alcalinos) para que reaccionen solo en la superficie de las partículas y actúen como pegamento.
La utilización de geopolímeros en lugar del cemento portland tradicional proporciona dos beneficios medioambientales significativos: el primero es la reducción de CO2 y el segundo es el uso de residuos industriales reciclados, lo que supone una menor extracción de materias primas.
En la actualidad, ya existen proyectos en los que la utilización del hormigón geopolimérico es ya una realidad como el edificio del Global Change Institute de la Universidad de Queensland, en Australia, o el metro de Nueva Delhi en la India.