El acceso a los espacios verdes y azules públicos no es equitativo en Europa, según el informe ‘¿Quién se beneficia de la naturaleza en las ciudades? Desigualdades sociales en el acceso a los espacios verdes y azules urbanos en toda Europa’ publicado por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). El estudio analiza las desigualdades socioeconómicas y demográficas en el acceso a estos espacios y muestra ejemplos de espacios verdes que fueron diseñados para satisfacer las necesidades de grupos sociales vulnerables y desfavorecidos.
El informe de la AEMA destaca que las áreas verdes que son de acceso público forman una proporción relativamente baja del espacio verde total, pero la provisión de espacios verdes de acceso público es específica de la ubicación y varía entre ciudades.
Beneficios para la salud física y el bienestar social
Los beneficios para la salud física y el bienestar social que ofrecen los espacios verdes y azules son un bien cada vez más reconocido. Los parques, bosques urbanos, calles arboladas, parcelas, ríos y costas mejoran la calidad del aire, reducen el ruido y favorecen la biodiversidad. Además, moderan las temperaturas durante los períodos cálidos y brindan áreas frescas y sombreadas.
Para los niños y jóvenes, los entornos más verdes están relacionados con un mejor desarrollo físico y mental, incluidas mejoras en la memoria, la atención, la capacidad de aprendizaje, y una reducción del estrés. Los parques y áreas de juego fomentan la participación en actividades sociales, contribuyendo así al bienestar y la cohesión social. Por el contrario, los estudios sugieren que los jóvenes y los niños con una exposición relativamente baja a los espacios verdes tienen más probabilidades de tener problemas de visión, padecer obesidad y estar expuestos al estrés oxidativo.
En Flandes, una serie de proyectos brindan subsidios y orientación para fomentar la ecologización de los terrenos escolares, para alentar el juego al aire libre y hacerlos más resistentes a los impactos del cambio climático. Así, los alumnos de las escuelas participan en la construcción y el mantenimiento de los patios.
Las personas mayores también obtienen beneficios para la salud física y mental del uso de espacios verdes. Estos beneficios incluyen mayores niveles de actividad física, lo que se asocia con una mejor salud cardiovascular y un menor riesgo de mortalidad relacionada con el calor. Incluso el hecho de poder ver el espacio azul, como la costa, se ha relacionado con un menor riesgo de depresión. De este modo, los espacios verdes accesibles ofrecen un lugar para las interacciones sociales, lo que puede contrarrestar los riesgos del aislamiento social entre las personas mayores.
Las comunidades locales utilizan los espacios verdes para el ejercicio físico y las interacciones sociales, y para la relajación y la restauración mental. Se trata de un bien especialmente beneficioso para ciertos grupos socioeconómicos y demográficos que tienen oportunidades limitadas de contacto con la naturaleza.
El norte de Europa tiene más superficie de espacios verdes públicos
La infraestructura verde representó una media del 42% del área de las ciudades en los 38 países miembros de la AEMA, según los datos de 2018. Así, la ciudad con mayor proporción de espacios verdes fue Cáceres con un 95,8% y la que menor proporción incorporó fue Trnava, en Eslovaquia, con un 6,8%.
Las áreas verdes de acceso público son mucho menores que el área total de espacios verdes en las ciudades y se estima que en promedio es solo el 3% del área total de la ciudad. Sin embargo, en ciudades como Ginebra (Suiza), La Haya (Países Bajos) y Pamplona/Iruña (España), los espacios verdes accesibles representan más del 15% del área de la ciudad.
Los datos más recientes muestran que la cobertura de árboles urbanos se situó de media en un 30% para las ciudades de los 38 países miembros. Así, las ciudades de países como Finlandia y Noruega tienen la proporción más alta de cubierta arbórea, en más de la mitad de las áreas urbanas, mientras que las ciudades de los países de Chipre, Islandia y Malta tienen la más baja, por debajo del 10%. Comparando solo las capitales, la cobertura arbórea varía del 4% en Nicosia al 72% en Oslo.
En general, según los datos de 2012, la superficie de espacios verdes de acceso público por habitante tiende a ser mayor en las ciudades de los países del norte de Europa que en las ciudades de los países del sur y del este de Europa, con la excepción de Polonia, donde los espacios verdes públicos por habitante también son mayores.
Con respecto a las capitales de Europa, los datos del Urban Atlas 2018 sugieren que las proporciones de espacios verdes urbanos son relativamente bajas en general; sin embargo, algunas capitales como Estocolmo, Dublín o Atenas tienden a tener proporciones más altas de tales espacios verdes disponibles al público.
Acceso desigual a los espacios verdes urbanos
El estudio refleja que los espacios verdes están menos disponibles en los barrios urbanos de bajos ingresos que en los de ingresos más altos. Así, en las ciudades de Europa central y oriental estas diferencias estaban impulsadas por el mercado de la vivienda.
Las propiedades en áreas con más espacios verdes tienden a ser más caras, lo que a menudo resulta en la gentrificación del vecindario. Además, las comunidades con una alta proporción de inmigrantes y minorías étnicas tienen menos acceso a espacios verdes y azules de alta calidad que aquellas con menores proporciones.
El diseño del espacio verde, la densidad de plantación, el ancho de los caminos y su mantenimiento, determina su uso por diferentes grupos. Por lo tanto, los espacios verdes en los barrios de nivel socioeconómico más bajo suelen ser de menor calidad que los de los barrios más ricos, lo que reduce la motivación de las personas para usarlos.
Los grupos vulnerables, como los niños con discapacidad y los ancianos, especialmente aquellos con movilidad, puede que no utilicen los espacios verdes urbanos por la falta de asientos, baños o fuentes de agua potable. Un ejemplo de cómo facilitar la inclusión de las personas con discapacidad son los jardines terapéuticos de Tallin y Zagreb.
Residir a menos de 300 metros de un espacio verde
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que todas las personas deberían residir a menos de 300 metros de distancia de un espacio verde. Una evaluación basada en datos de 2012 concluyó que menos de la mitad de la población urbana de Europa vive a menos de 300 metros de un parque, con grandes diferencias en toda Europa. Por ejemplo, mientras que más del 80% de la población de Estocolmo tiene acceso a un parque público a un corto paseo, en Heraklion, Grecia, menos del 20% disfruta de dicho acceso.
Recientemente, se ha introducido la llamada ‘regla 3-30-300’, según la cual todo el mundo debería poder ver al menos tres árboles desde su casa; cada vecindario debería tener al menos un 30% de cobertura arbórea; y las personas deben llegar a un área verde de una hectárea dentro de los 300 metros, según la recomendación anterior de la OMS.
Integración social y desarrollo personal
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia recomienda un acceso público seguro y disposiciones para que varios grupos de niños y jóvenes utilicen los espacios verdes simultáneamente. Las consideraciones prácticas para el diseño de espacios verdes para personas mayores, personas con movilidad reducida y otras discapacidades incluyen el ancho y el diseño de los caminos, la iluminación y cómo proporcionar información y experiencias multisensoriales, así como bancos para descanso, sanitarios y cafeterías.
Los huertos comunitarios proporcionan contacto directo con la naturaleza y la actividad física y son fuente de alimentos frescos para grupos desfavorecidos y vulnerables. Además, ofrecen oportunidades de integración social, educación e incluso desarrollo profesional y emprendimiento a pequeña escala. Así lo demuestran los jardines urbanos en Berlín y una iniciativa en Italia que ofrece cursos certificados de permacultura a los solicitantes de asilo.
La participación de grupos vulnerables en la planificación de espacios verdes puede apoyar su inclusión social, asegurando que se tengan en cuenta las necesidades específicas, y fomentar su confianza e identificación con el proyecto.
Por ejemplo, en Irlanda, el proyecto de investigación Mapping Green Dublin siguió un enfoque dirigido por la comunidad para desarrollar una estrategia de ecologización de vecindarios que aborde las preocupaciones y los deseos de las personas que viven en el área. Por su parte, las iniciativas de Bélgica, Italia y Croacia involucraron a los usuarios en la construcción y mantenimiento de los espacios, para aumentar aún más el sentido de propiedad.
Estrategia de Biodiversidad de la Unión Europea para 2030
Los espacios verdes urbanos se están reconociendo como contribuyentes a la sostenibilidad en los marcos internacionales y las políticas europeas. El Objetivo de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas busca explícitamente proporcionar ‘acceso universal’ a espacios verdes y públicos seguros, inclusivos y accesibles.
La Estrategia de Biodiversidad de la Unión Europea para 2030 fomenta el regreso de la naturaleza a las ciudades mediante la creación de infraestructura verde biodiversa y accesible. Además, enfatiza la importancia de desarrollar planes de enverdecimiento urbano en ciudades y pueblos más grandes.