La Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) ha publicado el informe ‘Estado de la calidad del aire en Europa 2022‘ que presenta los datos oficiales más recientes para 2020, además de los datos provisionales para 2021, sobre concentraciones de contaminantes atmosféricos claves medidos en más de 4.500 estaciones de control en 37 países europeos. El documento destaca que la mayoría de la población urbana de la Unión Europea estuvo expuesta a partículas finas por encima de las pautas basadas en la salud establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
A pesar de una caída notable en la contaminación del aire por el transporte por carretera en 2020 debido a las medidas de confinamiento por la COVID-19, las infracciones de las normas europeas de calidad del aire siguen siendo un hecho común en toda la Unión Europea.
El análisis se centra en los contaminantes más perjudiciales para la salud humana, incluidas las partículas (PM2,5, PM10 ), el dióxido de nitrógeno (NO2), el ozono (O3) y el benzo(a)pireno, y evalúa las concentraciones frente a las normas de calidad del aire de la UE y las directrices de calidad del aire de la OMS.
Niveles contaminantes atmosféricos perjudiciales para la salud
En 2020 la mayor parte de la población urbana de la Unión Europea estuvo expuesta a niveles de contaminantes atmosféricos clave que son perjudiciales para la salud. Concretamente, el 96% de la población urbana estuvo expuesta a concentraciones de partículas finas (PM2,5) por encima de la directriz de la OMS de 5 µg/m 3. Por el contrario, menos del 1% de la población urbana estuvo expuesta a concentraciones de PM2,5 por encima del valor límite anual de la UE de 25 µg/m 3, destacando la discrepancia entre los objetivos políticos actuales de la UE y la evidencia científica sobre cuándo se producen los efectos sobre la salud.
Por su parte, Europa central y oriental e Italia informaron sobre las concentraciones más altas de material particulado y benzo(a)pireno, debido principalmente a la quema de combustibles sólidos, como el carbón y la madera, para la calefacción doméstica y el uso de combustibles fósiles en la producción industrial.
Los datos muestran que las medidas de confinamiento introducidas en 2020 para detener o minimizar la propagación de la COVID-19 dieron lugar a una reducción de la actividad en los sectores del transporte por carretera, la aviación y el transporte marítimo internacional, lo que a su vez provocó una caída de las emisiones de contaminantes atmosféricos. Así, los niveles de NO2 cayeron como resultado directo de las reducciones en el transporte por carretera.
En las principales ciudades de Francia, Italia y España, las concentraciones medias anuales de NO2 cayeron hasta un 25% en 2020, mientras que, en el mes de abril, las concentraciones cayeron hasta un 70% en las carreteras normalmente muy transitadas. Sin embargo, el 89% de la población urbana estuvo expuesta a niveles de NO2 por encima de la directriz de la OMS.
Acciones para abordar la calidad del aire en Europa
La contaminación del aire sigue siendo un problema de salud importante para los europeos ya que la exposición a partículas finas causa enfermedades cardiovasculares, cáncer de pulmón y otras enfermedades que conducen a muertes prematuras. En algunas ciudades más grandes, persisten altas concentraciones de NO2 debido al tráfico rodado, y el NO2 está relacionado con el asma y los problemas respiratorios. A finales de este año, la AEMA publicará su estimación oficial del impacto de la contaminación del aire en la salud humana en 2020.
En el marco del Plan de Acción de Contaminación Cero del Pacto Verde Europeo, la Comisión Europea estableció el objetivo para 2030 de reducir el número de muertes prematuras causadas por partículas finas (PM2,5), en al menos un 55% en comparación con los niveles de 2005. Con este fin, inició una revisión de las directivas de calidad del aire ambiente, con el objetivo, entre otras cosas, de alinear los estándares de calidad del aire de la Unión Europea más estrechamente con las recomendaciones de la OMS. Paralelamente, también se prevén requisitos más estrictos para abordar la contaminación del aire en su origen, como la contaminación procedente de la agricultura, la industria, el transporte, los edificios y el suministro de energía.