Los investigadores del Centro Tecnológico de la Construcción (CTCON) han logrado, dentro del proyecto Geocel, fabricar un hormigón ligero y aislante, utilizando un 80% de materiales procedentes de residuos locales, sustituyendo el 100% del cemento y la cal.
El hormigón celular es un material poroso, ligero y con propiedades de aislamiento térmico. Para su fabricación se emplea una mezcla de áridos, cemento, cal y agua. A esta mezcla se añade un agente expansivo (aluminio), que genera hidrógeno, y al expandirse, forma microporos en el interior del hormigón, dando como resultado el hormigón celular.
El empleo de hormigones celulares o aireados ofrece beneficios como la reducción del peso en las estructuras, la reducción de la conductividad térmica y la mejora frente a la resistencia al fuego. Además, estos materiales también proporcionan un buen aislamiento acústico, resistencia y durabilidad.
Hormigón celular a partir de residuos locales
El objetivo general de esta investigación era desarrollar hormigones celulares y/o espumas a partir de geopolímeros basados en residuos locales de alta disponibilidad y espumantes reciclados de aluminio, contribuyendo de este modo al desarrollo de una economía sostenible. Esto ha dado como resultado un proceso que genera aproximadamente un 75% menos de emisiones contaminantes en comparación con los hormigones celulares tradicionales.
Este avance no solo es relevante por su impacto en la construcción de estructuras más ligeras y con mejor aislamiento térmico, sino que demuestra que la innovación y la conciencia ambiental pueden ir de la mano, creando soluciones que benefician tanto a la industria como al planeta.