La Comisión Europea ha publicado una comunicación sobre la gestión de los riesgos climáticos en Europa. El documento muestra cómo la Unión Europea puede adelantarse a los riesgos y desarrollar una mayor resiliencia climática para mantener las funciones sociales, proteger a las personas y la salud de las economías y empresas. Además, presenta sugerencias concretas de acción en seis grupos de impacto principales: infraestructura y entorno construido, ecosistemas naturales, agua, salud, alimentación y economía.
La comunicación responde a la primera Evaluación Europea de Riesgos Climáticos (Eucra), un informe científico de la Agencia Europea de Medio Ambiente. Juntos establecen cómo todos los principales sectores y áreas de políticas están expuestos a riesgos relacionados con el clima, cómo de severos y urgentes son los riesgos, y cómo de importante es tener claridad sobre quién tiene la responsabilidad de abordar los riesgos.
La Evaluación Europea de Riesgos Climáticos identifica 36 riesgos climáticos importantes para Europa dentro de cinco grandes grupos: ecosistemas, alimentos, salud, infraestructura y economía. Más de la mitad de los riesgos identificados exigen más medidas ahora y ocho de ellos son particularmente urgentes, principalmente para conservar los ecosistemas, proteger a las personas contra el calor y proteger a las personas y la infraestructura de inundaciones e incendios forestales.
Acciones para gestionar los riesgos climáticos
Para ayudar a la Unión Europea y a sus Estados miembros a gestionar los riesgos climáticos, la comunicación identifica cuatro categorías principales de acción. En primer lugar, la Comisión Europea pide a los Estados miembros una cooperación más estrecha en materia de resiliencia climática entre los niveles nacional, regional y local para garantizar que los conocimientos y los recursos estén disponibles donde sean más eficaces.
En segundo lugar, los formuladores de políticas, las empresas y los inversionistas deberán comprender mejor las interrelaciones entre los riesgos climáticos, la inversión y las estrategias de financiación a largo plazo. Esto puede proporcionar las señales de mercado adecuadas para ayudar a cerrar las actuales brechas de resiliencia y protección. La Comisión Europea mejorará las herramientas existentes para ayudar a las autoridades regionales y locales a prepararse mejor mediante datos sólidos.
En tercer lugar, las políticas estructurales de los Estados miembros deberán utilizarse de manera eficiente para gestionar los riesgos climáticos. Tres áreas resultan especialmente prometedoras para la gestión de los riesgos climáticos en todos los sectores: una mejor planificación espacial en los Estados miembros; incorporar los riesgos climáticos en la planificación y el mantenimiento de infraestructuras críticas; y vincular los mecanismos de solidaridad a nivel de la UE y las inversiones estructurales de la política de cohesión, con medidas nacionales de resiliencia adecuadas.
En cuarto lugar, será crucial movilizar fondos suficientes para la resiliencia climática, tanto públicos como privados. La Comisión Europea está dispuesta a apoyar a los Estados miembros para mejorar e incorporar la presupuesto del riesgo climático en los procesos presupuestarios nacionales. Para garantizar que el gasto de la UE sea resiliente al cambio climático, la Comisión Europea integrará consideraciones de adaptación climática en la implementación de los programas y actividades de la UE como parte del principio de ‘no causar daños significativos’.
Por último, la Comisión pide a los Estados miembros que tengan en cuenta los riesgos climáticos al incluir criterios de sostenibilidad medioambiental en las licitaciones públicas, por ejemplo a través de la Ley de Industria Net-Zero.