El Ayuntamiento de Barcelona probará en el Campus Diagonal-Besòs tres prototipos de construcción industrializada que permitan ampliar y aumentar el confort y el rendimiento energético de los edificios de la ciudad y mejorar el entorno urbano. Se trata de las tres propuestas ganadoras del reto urbano lanzado en 2022 en busca de soluciones innovadoras para la rehabilitación de edificios de vivienda, promovido por el Instituto Municipal de Urbanismo de la mano de la Fundación BIT Hábitat.
Los tres proyectos ganadores del reto son Aligra, Regenerar Barcelona e InnoFAB, y cada uno de ellos consiste en sistemas constructivos pensados para adaptarse a edificios de viviendas existentes.
Esta convocatoria supone una inversión de más de 410.000 euros para apoyar financieramente los proyectos. Aligra y Regenerar Barcelona han contado con una ayuda de 150.000 euros cada una, e Innofab con 110.522,70 euros. Estas ayudas suponen el 80% del presupuesto total de cada uno de los proyectos.
Construcción industrializada para reducir las emisiones de CO2
Estos sistemas son estructuras de madera o metálicas que añaden una nueva fachada a los edificios que les permite ganar espacio para las viviendas (balcones, nuevas estancias o zonas comunitarias), o mejorar su aislamiento e impacto del sol. También plantean estructuras en las azoteas para poner paneles solares, cubiertas verdes o para captar y reutilizar el agua de la lluvia.
A través de estos prototipos de construcción industrializada, podrá mejorarse el confort, las condiciones de habitabilidad y la sostenibilidad de los edificios actuales, reduciendo las emisiones de CO2 y los consumos energéticos. Además, los modos de construcción son de bajas emisiones y con costes limitados para permitir rehabilitar un volumen elevado de viviendas en las próximas décadas para incidir en los compromisos de descarbonización de la ciudad de Barcelona.
Monitorización de los prototipos con un sistema de sensores
Estos sistemas industrializados se fabrican por partes para poder realizar las obras el doble de rápido que otros sistemas tradicionales, con plazos que, según la envergadura del proyecto, podría ser de entre seis y nueve meses, por un bloque de viviendas entero, en lugar de entre 12 y 18 meses de una obra convencional, con la reducción de molestias que ello supone.
Los tres prototipos se monitorizarán durante 12 meses en un solar del Campus Diagonal-Besòs de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) en Sant Adrià de Besòs para valorar los impactos en salud y confort, resiliencia urbana, eficiencia energética, economía circular y biodiversidad. Esto será posible gracias a la instalación de un sistema de sensores smart building que permitirá la medida de varios parámetros en continuo.