El proyecto Paulia, liderado por el Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER), está trabajando en el desarrollo de un sistema de detección y corrección de puntos de calor en espacios públicos de pequeñas áreas urbanas. El objetivo es mejorar la forma en que se evalúa y aborda la vulnerabilidad climática en municipios pequeños. La iniciativa acaba de comenzar el trabajo de campo para identificar islas de calor en Canarias.
El consorcio del proyecto está compuesto por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), a través del Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja (IETcc-CSIC), el Real Jardín Botánico (RJB-CSIC) y los Servicios Municipales de Granadilla (Sermugran). Cuenta con un presupuesto total de 754.801,38 euros y está financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, la Agencia Estatal de Investigación y la Unión Europea en el marco del Plan de Recuperación.
Evaluar pequeñas zonas urbanas con vulnerabilidad climática
La iniciativa Paulia, que comenzó el pasado año y tendrá una duración de tres años, desarrolla una herramienta integrada para evaluar pequeñas zonas urbanas con vulnerabilidad climática, detectar puntos calientes y aportar soluciones. Dichas soluciones estarán vinculadas al tipo de material de cobertura en los suelos y al índice y tipología de vegetación utilizada como factores determinantes de la temperatura de las superficies y del microclima de los espacios exteriores para contribuir a la optimización del confort en los espacios públicos.
El trabajo de campo se ha iniciado en los espacios públicos urbanos del núcleo de San Isidro (Tenerife), fundamentalmente las plazas y parques. Estos espacios se han determinado previamente en planimetría, clasificado en plazas ajardinadas o plazas duras, en función de la presencia de vegetación. De estos espacios se ha recopilado información de interés para la continuidad del proyecto como las tipologías de acabados de suelo que presentan para que el Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja pueda empezar a trabajar en las características de albedo.
También se ha determinado el estado de las zonas verdes existentes anotando el porte de la vegetación y el radio de la copa en el caso de los arboles existentes, y se documentaron con fotografías que puedan servir para que el Real Jardín Botánico pueda realizar una primera identificación y caracterización de las especies vegetales presentes. Además, se ha procedido a verificar que las edificaciones o espacios que rodean los espacios públicos están de acuerdo con las planimetrías de catastro.
Por su parte, se han realizado fotografías térmicas para tener una estimación inicial de las diferentes zonas de las plazas. Estas primeras fotos térmicas se obtienen a nivel del suelo por lo que no aportará tantos parámetros como los que se podrán obtener con las sacadas desde el aire con un dron, pero con ellas se podrá ver, por ejemplo, la diferencia entre el calor emitido por los distintos pavimentos y por tanto establecer un parámetro más para determinar mejor los espacios.
Por último, se ha evaluado la viabilidad de los espacios para la posterior instalación de los sensores, identificando la existencia de ubicaciones para los sensores que permitan obtener medidas de interés pero que a su vez estén protegidos del vandalismo.