El primer edificio de madera de Google alojará sus oficinas en Sunnyvale (California), con capacidad para un millar de empleados. La madera de abeto empleada en la edificación de 1265 Borregas proviene en su totalidad de bosques sostenibles y con certificación Forest Stewardship Council.
Para este proyecto, firmado por el estudio canadiense Michael Green Architecture (MGA), se ha utilizado madera transformada en CLT (cross-laminated timber) y glulam (glue-laminated timber) para la construcción del edificio. La obra final cuenta con la calificación LEED Platinum.
Reducción de un 96% de las emisiones
El empleo de la madera va ganando terreno a los métodos de edificación convencionales y se consolida como una alternativa cada vez más valorada. Y no solo por la sostenibilidad de la materia prima, sino porque el uso de componentes de madera industrializados o prefabricados reduce procesos altamente contaminantes durante la construcción, como el tráfico de vehículos, el ruido y el desperdicio de materiales.
Simple y elegante, el edificio 1265 Borregas aprovecha las propiedades de la madera para mitigar drásticamente las emisiones de carbono y crear un espacio de trabajo cálido y agradable. Según Google, esta estructura reduce hasta un 96% las emisiones en comparación con construcciones similares de hormigón y acero.
Edificio luminoso y natural para el bienestar de los empleados
Según la información aportada por FSC, el resultado de 1265 Borregas es un ambiente luminoso, natural y sosegado, que favorece el bienestar de los empleados y estimula su creatividad. Vigas y columnas de madera laminada quedan expuestas en todo el espacio, como si de los troncos de un bosque se tratase. Un gran tragaluz lleva la luz natural al interior, organizado en varias alturas y espacios abiertos. Esta distribución despejada facilita la reorganización futura de los equipos, lo que asegura la funcionalidad del edificio a largo plazo.
La sostenibilidad del 1265 Borregas se complementa con paneles solares en la azotea, sistemas de aire por suelo radiante y persianas automáticas de madera. Además, se han plantado especies autóctonas de arbustos en el terreno circundante, como la artemisa californiana y el algodoncillo común, para atraer a los polinizadores y mantener el equilibro natural de la zona. De este modo, el edificio no se percibe como una ruptura con el paisaje, sino como un elemento integrado, demostrando que tecnología y naturaleza pueden encontrarse y servir al bienestar colectivo.