El parque inmobiliario de la Unión Europea asume un papel central en la consecución de los objetivos energéticos y climáticos, dada su contribución a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) relacionadas con la energía. En este sentido, las estrategias para mejorar la eficiencia energética de sus estructuras desempeñan un papel clave en la mitigación de los impactos ambientales. Mediante simulaciones energéticas en 94 ubicaciones de la UE, un estudio del Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea ha evaluado el impacto del cambio climático en la demanda energética de los edificios europeos existentes y futuros de consumo de energía casi nulo (EECN).

Los edificios representan el 40% del consumo total de energía y el 36% de las emisiones de gases de efecto invernadero. La Unión Europea, a través de iniciativas como el Pacto Verde Europeo y el Plan REPowerEU, trabaja para alcanzar los objetivos de reducir las emisiones de GEI en un 55% para 2030 y alcanzar la neutralidad de carbono para 2050, lo que requiere una contribución sustancial del sector de la construcción.
Un paso significativo hacia la neutralidad climática se evidencia en la reciente revisión de la Directiva sobre el rendimiento energético de los edificios (EPBD), que presenta ambiciosas propuestas para impulsar a Europa hacia un futuro de cero emisiones. Para lograr avances tangibles hacia estos objetivos específicos será fundamental la formulación e implementación de políticas que faciliten la transición a edificios de consumo de energía casi nulo.
Medidas para mejorar la eficiencia energética de los edificios
Como eje central de la dinámica energética de una estructura, la envolvente desempeña un papel clave a la hora de determinar cómo responde un edificio a las variaciones climáticas externas e influye en su eficiencia energética general. Por lo tanto, comprender y analizar la compleja relación entre el cambio climático y los edificios requiere un examen exhaustivo de la envolvente del edificio, reconociendo su papel clave en la mitigación del consumo energético y la optimización del confort interior.

Una proporción considerable del consumo energético en edificios se atribuye a la utilización de técnicas de construcción obsoletas, envolventes ineficientes y la falta de sistemas de control técnico para los equipos. Las medidas para abordar estos problemas incluyen la mejora del aislamiento térmico, la eliminación de puentes térmicos y fugas, la optimización de la eficiencia del acristalamiento y el ajuste de los sistemas de calefacción y refrigeración.
Las medidas complementarias se extienden a diversos sistemas técnicos, como el aire acondicionado, la ventilación, la producción de agua caliente y la iluminación. Al integrar estas medidas de eficiencia energética, los edificios pueden mejorar su rendimiento general, reducir su impacto ambiental y contribuir significativamente a los objetivos más amplios de entornos construidos sostenibles y energéticamente eficientes. La adopción de estas medidas puede mitigar el cambio climático y promover el uso responsable de los recursos en el entorno construido.
Escenarios climáticos para 2030, 2050 y 2070
El estudio ‘Evaluación del impacto del cambio climático en la demanda energética de los edificios europeos existentes y futuros de consumo de energía casi nula’ analiza las necesidades energéticas actuales, con especial atención a las envolventes de los edificios, considerando los requisitos nacionales para las nuevas construcciones. Mediante simulaciones energéticas en 94 ubicaciones de la Unión Europea, el estudio aborda la variabilidad climática y emplea la clasificación climática de Köppen.

La investigación distingue cuatro zonas macroclimáticas europeas: norte, continental, mediterráneo y oceánico. Para el análisis, se han seleccionado las capitales y una ciudad representativa de cada zona climática dentro de cada Estado miembro, lo que permite la posibilidad de ubicaciones con la misma clasificación de Köppen dentro de diferentes zonas climáticas europeas. Este marco permite comprender y clasificar los climas según la temperatura, la precipitación y las variaciones estacionales.
Dentro de la variabilidad climática europea, el estudio identifica las siguientes zonas principales: Csa (C: templado cálido, s: verano seco, a: verano caluroso), Dfb (D: frío, f: completamente húmedo, b: verano cálido), Cfb (C: templado cálido, f: sin estación seca, b: verano cálido), BSk (B: árido, s: verano seco, k: frío árido). Las ubicaciones incluyen: 29 ciudades con clima continental, 12 ciudades con clima nórdico, 15 ciudades con clima oceánico y 38 ciudades con clima mediterráneo.

El estudio compara tres escenarios de Trayectorias de Concentración Representativas (RCP): RCP 2.6, RCP 4.5 y RCP 8.5 para los años 2030, 2050 y 2070. Estos escenarios reflejan diferentes niveles de cambio climático y se basan en las concentraciones de gases de efecto invernadero identificadas por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en su quinta evaluación. Al examinar estos escenarios, la investigación destaca el importante impacto del clima en la calefacción, la refrigeración y el rendimiento energético general de los edificios.

Las proyecciones muestran que el uso del aire acondicionado en climas moderadamente fríos disminuirá debido a que el clima futuro será más frío, mientras que en climas cálidos la demanda total de energía aumentará debido al uso más frecuente de los sistemas de refrigeración. Con base en estos cambios previstos, el estudio se centra en la necesidad de contar con políticas energéticas más apropiadas y sensibles al clima para abordar las necesidades energéticas dinámicas derivadas del cambio climático.
En concreto, propone dos enfoques viables: actualizar los requisitos energéticos de los edificios y flexibilizar el cumplimiento del diseño para abordar la creciente demanda de aire acondicionado. Ambos enfoques se adhieren al principio de priorizar la eficiencia energética, promoviendo soluciones de diseño energéticamente eficientes.
Según el estudio del JRC, los pasos clave para lograr la coherencia y favorecer un marco regulatorio armonizado y uniforme en toda Europa incluyen el desarrollo de un sistema unificado de zonas climáticas, el establecimiento de directrices para cada zona climática y la definición de un rango estandarizado de límites de transmitancia térmica consistentes en todos los climas con criterios de intervención personalizados.
Diseños resilientes a la variabilidad climática
Los edificios que se construyen hoy en día seguirán existiendo durante los próximos 50 a 100 años, lo que hace imperativo desarrollar diseños resilientes a la variabilidad climática. Al evaluar la idoneidad de los códigos de construcción actuales para las condiciones futuras, el estudio del JRC señala que será necesario considerar los ciclos de rehabilitación prolongados que suelen ocurrir cada 30 a 40 años, con mejoras de eficiencia energética a intervalos más largos de 60 a 80 años.
Además de centrarse en los edificios de consumo de energía casi nulo, el estudio concluye que será necesario concienciar sobre el impacto del cambio climático en el consumo energético de los edificios para estimular la demanda de soluciones energéticamente eficientes por parte de los consumidores. Adoptar un enfoque dinámico y adaptativo para el diseño de edificios y la eficiencia energética será crucial, reconociendo que las normativas de construcción actuales podrían no abordar adecuadamente los impactos a largo plazo del cambio climático. Esto requiere una actualización periódica para cumplir con la normativa, a la vez que se promueven prácticas de construcción sostenibles y energéticamente eficientes para minimizar la necesidad de futuras intervenciones.