La construcción en seco se refiere a un sistema constructivo que elimina o reduce significativamente el uso de agua durante la puesta en obra. Dicha cualidad hace de este método uno de los más señalados en la construcción sostenible, al disminuir uno de los consumos más críticos en la edificación. Además, la rapidez en la ejecución es otro de sus pilares, habilitando estructuras que pueden ser ensambladas con una mayor eficiencia tanto en tiempo como en recursos.
Este sistema de materiales sostenibles emplea habitualmente paneles, bloques de construcción pre-fabricados, entre otros componentes que son ensamblados en el lugar de la obra. Este hecho repercute no sólo en la velocidad de edificación sino en la considerable reducción del desecho de materiales y energía, alineándose con la normativa de ecodiseño y eficiencia energética.
En el contexto español, la aplicación de la construcción en seco se enfoca al cumplimiento hacia regulaciones más exigentes en materias de aislamiento térmico y energético, como las establecidas en el Código Técnico de la Edificación. Además, permite una integración armoniosa con tecnologías para la generación de energías renovables, como la integración de fachadas fotovoltaicas, contribuyendo a la creación de edificaciones autosuficientes desde el punto de vista energético.
Por otro lado, este tipo de construcción favorece la traducción de principios de la normativa europea de eficiencia energética en la práctica, aprovechando la rehabilitación de edificios existentes y la implementación en nuevos proyectos de una forma más limpia y con menor impacto ambiental.
Beneficios de la construcción en seco
La construcción en seco representa un avance dentro de la arquitectura sostenible por su eficiencia y menor impacto ambiental. A través de la rápida edificación, la optimización de recursos y la adaptación a normativas vigentes, este sistema constructivo no solo ofrece soluciones prácticas y sostenibles, sino que también promueve la conservación de recursos naturales críticos como el agua.