La energía geotérmica juega un papel importante en el ámbito de la construcción sostenible, al proporcionar una fuente de calor y refrigeración ambientalmente amigable para edificaciones de distintos tipos. Este tipo de energía, obtenida del calor almacenado bajo la tierra, se ha posicionado como una alternativa renovable que contribuye a la reducción de la dependencia de los combustibles fósiles y, por tanto, a la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Una de las principales ventajas de la energía geotérmica es su capacidad para ofrecer eficiencia energética y ahorro económico a largo plazo. Gracias a sistemas como las bombas de calor geotérmicas, es posible utilizar la temperatura constante del subsuelo para calentar o enfriar espacios, adaptándose a las necesidades de los proyectos de arquitectura sostenible. Además, la implementación de estas tecnologías se complementa con prácticas de aerotermia y energía solar térmica, ampliando el espectro de soluciones renovables disponibles para la construcción.
La integración de la energía geotérmica en las instalaciones de nuevos edificios o en procesos de rehabilitación no solo contribuye a mejorar la calificación energética de los mismos, sino que también fomenta la creación de entornos habitables más saludables. Al no requerir la combustión de materiales, la calidad del aire interior mejora considerablemente, reduciendo así el riesgo de enfermedades respiratorias asociadas a contaminantes.
Además, el uso de esta tecnología está alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), específicamente con el ODS 7, que busca garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos. La energía geotérmica, por lo tanto, no solo es una respuesta a la necesidad de edificios cero emisiones sino también a la urgencia de adoptar modelos energéticos que respeten los límites del planeta.
La Energía Geotérmica en la Construcción Sostenible
La energía geotérmica ofrece soluciones eficientes desde el punto de vista energético y económico para la climatización de espacios. Su integración promueve la reducción de la huella de carbono de los edificios y mejora la calidad de vida de sus ocupantes, alineándose así con los objetivos globales de sostenibilidad y respeto por el medio ambiente.